jueves, 18 de agosto de 2011

A veces con lo que se encuentra uno.....

Aunque nuestro trabajo no consiste en realizar la restauración integral de un mueble, encargándonos en todo caso de practicar la ebanistería inherente a un trabajo de restauración, a veces hay ocasiones en que no queda más remedio que "arremangarse" y pechar con lo que se ponga delante.

Una cliente nos trajo la tapa de una cómoda que estaba restaurando, ya que la misma presentaba un "hundimiento" en el plano horizontal superior, era evidente que sobre lo que se sustentaba el tablero que conformaba la tapa había cedido. Se notaba que estaba hecha de madera maciza en el interior     (debía de ser un mueble antiguo, de antes de que existiesen los aglomerados y los "de-emes" ) y lo que tocaba era descomponer la tapa y ver que era lo que había hecho que la misma estuviese hundida.

Y ahí vino la sorpresa, al levantar el tablero vimos el ejemplo de lo que tuvo que ser en su día la máxima  "de la madera hay que aprovechar todo" y aún más  si el ebanista que hizo el mueble vivió en un momento de escasez de los muchos que ha atravesado nuestro país a lo largo de la historia, cuando no había además la profusión de maderas que la distribución moderna ha llegado a propiciar.

El trillaje interior de la tapa estaba conformado por listones, piezas y pedazos - no se les puede llamar de otra manera - de maderas diferentes, sin estar enrasados, ni encolados entre sí, incluso había piezas que habían estado ardiendo y conservaban partes quemadas, carbonizadas. Todas muy apretaditas, eso sí, que luego la tapa lo iba a cubrir todo. Con el paso del tiempo, las mermas, el movimiento natural de la madera, y aún más si pensamos que las piezas estaban "sueltas" sin agarre entre unas y otras, pues todo ello hizo que la superficie de apoyo perdiera cohesión y de ahí el que la tapa se deformase. Hicimos fotos para que la cliente lo viese, por lo curioso del caso, y realizamos nuestro trabajo haciendo un bastidor interior rígido y poniendo un nuevo tablero contrachapado superior. A saber los motivos que tuvo el ebanista bricolajero de hace cien años de hacer la originalidad que hizo. ¿Sentido del ahorro? ¿Ecologismo decimonónico? ¿Se la tenía guardada al cliente?

Y es que en éste oficio, a veces se encuentra uno con cada cosa.......




 








No hay comentarios:

Publicar un comentario