Es relativamente usual que quien encargue un mueble a medida, con el paso del tiempo ( a veces después de varios años ) quiera ampliar el mismo o desee hacer un mueble que vaya a juego con el anterior, al ir en la misma estancia por ejemplo. En éstos casos la dificultad intrínseca, además del trabajo artesano inherente, reside en lograr que el efecto decorativo sea el más aproximado posible, ya que la madera es así de caprichosa, y el colorido, veteado, textura y formas y dibujos de la madera no se repiten árbol tras árbol, cada pieza de madera es única e irrepetible.
Dicho lo cual, el trabajo en cuestión consistía en ejecutar unos frentes de cajón que tenían que ir a juego con los de un mueble ya existente, que nuestro cliente había hecho hacía tiempo ( es más, recordaba que nos había comprado a nosotros las chapas de madera allá por los años '80 ), en ésta ocasión el estaba construyendo en su taller el nuevo mueble pero optó por subcontratarnos los frentes de los cajones, trayendo uno de muestra.
Evidentemente chapa de la misma pieza de raíz de olmo de hacía treinta años no teníamos, pero seleccionamos unas hojas de chapa que por el tono que tenía el cajón original podrían asemejarse bastante una vez barnizados los frentes. La greca de marquetería que tenían los cajones era una de las clásicas que llevan años repitiéndose ( greca de palovioleta con filete alterno negro y blanco a ambos lados ) y que teníamos en catálogo, finalmente el borde exterior en chapa de mukaly al hilo, con junta a inglete en las cuatro esquinas era sencillo de ejecutar. Y así lo hicimos.
La chapa de raíz ó louppe de olmo la preparamos previamente a su manipulación y juntado, adosándo las tiras de marquetería y la chapa exterior de mukaly, todo con papel engomado que es lo que mejor sujeta el trabajo.
Se metió en prensa sobre aglomerado de 19mm y con un paso por la lijadora el trabajo quedó listo para su entrega.
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